6.2.09

¿Quién tiene la culpa de que engordemos?

Me permito "plagiar" un artículo que nuestro compañero Juan Miguel Bartolomé (antiguo profesor de este centro y aún con permiso para publicar en este blog) ha escrito en su blog del IES "La Algaida". Lo hago porque creo que es muy interesante y puede abrir una vía de debate sobre un tema muy candente en la sociedad:

Enlace"A menudo, culpamos a nuestro metabolismo de las oscilaciones de peso que sufrimos, generalmente cuando éstas hacen subir la aguja de la báscula hasta límites que no deseamos. Sin embargo, ¿sabemos qué es el metabolismo?, ¿podemos cambiarlo?

Según la Doctora Susan Bowerman, médico dietista del Centro de Nutrición Humana de UCLA, “el metabolismo se refiere a todos aquellos procesos químicos que tienen lugar en las células con el fin de mantener la vida: procesos respiratorios, bombeo de sangre, funcionamiento cerebral, extracción de la energía de los alimentos…”.

No obstante, a menudo nuestro organismo no es capaz de asimilar y procesar las calorías energéticas que ingerimos durante un día, por lo que se complica la tarea de mantener nuestro peso bajo control.

Lo que se conoce como Tasa Metabólica Basal no es otra cosa que el número de calorías que utiliza el cuerpo cuando está en reposo y representa la cantidad de ellas que debe consumir a lo largo de un día atendiendo a variables como la edad, el sexo, el peso corporal o el nivel de actividad física, para poder realizar las funciones vitales básicas. Así, según las recomendaciones de la FAO, un varón adulto, de unos 80 kilos de peso y 1.80 de estatura, deberá llevar una dieta de 1.800 Kcal. diarias; mientras que una mujer de la misma edad, de unos 60 kilos de peso y 1,60m. tendrá que ingerir unas 1.380 Kcal diarias; incrementándose la cantidad en 300 y 500 Kcal. cada día si se encuentran en periodo de embarazo o de lactancia, respectivamente.

Sin embargo, ¿por qué hay personas que comen mucho y no engordan y otras, en cambio, cogen peso con mucha facilidad? La respuesta no está en que unos sean más afortunados genéticamente que otros, sino en la velocidad a la que el organismo es capaz de metabolizar la energía que se ingiere, los hábitos alimenticios que se siguen, la cantidad de ejercicio que se practica, el ritmo de vida diario que se lleva…

Por eso, no todo lo que se cuenta sobre este tema es siempre cierto

En general, se ha tendido a pensar que el envejecimiento reduce la velocidad a la que actúa nuestro metabolismo, pero lo cierto es que, como afirma la Dra. Bowerman, aunque las personas tienden a ganar peso según se van haciendo mayores, este hecho encuentra sus causas en la tendencia a practicar menos ejercicio y esfuerzos físicos. Esto hace que la quema de calorías se reduzca sustancialmente, se produzca una pérdida de masa muscular magra y, por tanto, se ralentice la tasa metabólica. Aunque, para evitar males mayores, puede compensarse con el ejercicio cardiovascular y el entrenamiento muscular.

También hay quien dice que ingerir alimentos o bebidas muy fríos quema más calorías que si lo que tomamos es un café bien calentito, o un consomé. Sin embargo, según las mediciones científicas en laboratorios especializados, aunque es cierto que se produce un ligero aumento de quema de calorías cuando lo que se toma está helado, la diferencia es tan pequeña que no llega a tener impacto significativo en la pérdida de peso.

Otro de los mitos más comunes que refuta la doctora gira en torno al metabolismo y su ralentización al disminuir la ingesta de calorías diarias. Así, afirma que, aunque esto es cierto porque la inclinación natural del cuerpo es conservar las calorías de la mejor manera posible, “estos descensos son relativamente pequeños”, por lo que la solución para mantener nuestro peso a raya pasa por “volvernos más activos” y, así, compensar estos cambios para bajar unos kilos y quemar más Kcal. “con una combinación de dieta y ejercicio”.

Además, concluye, tampoco es cierto que si dejamos de comer por las noches, aprovechando que nuestro metabolismo es más lento durante esas horas, perdamos kilos con más facilidad. La realidad es que el reloj no influye en nuestro peso, sino que esto se produce porque, sencillamente, se dejan de consumir calorías.

En definitiva, cada uno que saque sus conclusiones, pero está claro el papel del ejercicio físico en nuestra salud y estado físico...

¡¡Ánimo y a moverse!!"

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