La actividad física crea una serie de hábitos y actitudes que resultan en la mayoría de los casos aconsejables, reducen riesgos y síntomas de enfermedades coronarias o cardiovasculares, como el infarto de miocardio, cáncer, como el de cólon, obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia o debilidad muscular y muerte precoz.
En cuanto a los beneficios fisiológicos, podemos resaltar el control del peso corporal, afectando favorablemente a la distribución del tejido graso, disminución del riesgo de aparición de diabetes no insulino-dependiente en vías de desarrollo o el claro reporte a personas con artritis y osteoporosis, evitando gracias al desarrollo de la fuerza en los miembros inferiores caídas a personas de la tercera edad.
Otros efectos relacionados con la salud derivadis de la práctica frecuente de actividad física incluyen, entre otros, el aumento de la resistencia, índices más bajos de frecuencia cardíaca y de presión arterial, aumento de la densidad ósea, mejor capacidad respiratoria, disminución de la ingesta de tabaco y bebidas alcohólicas, satisfacción sexual y disminución de la cefalalgia. Igualmente, también hay que resaltar que se ha comprobado una mejora de la respuesta de reacción en la persona y la presentación de un menor componente endomórfico, traduciéndose en un nivel de grasa relativa menor y mayor substancia muscular.
En el plano psicológico y del bienestar personal, entre los beneficios que encontramos se incluyen: la reducción de la ansiedad, depresión leve y reducción del estrés, mejora del estado de ánimo, de la autoestima y del autoconcepto, sensación de competencia y mejora del autocontrol, disminución de la cólera, de fobias, de conductas psicopáticas, de tensiones emocionales y más elevada calidad de vida.
(Extraido del artículo: "Importancia de la actividad físico-deportiva en el mundo laboral y su repercusión en la empresa" de M. Gómez López y A. Valero Valenzuela, publicado en la revista "Habilidad motriz" nº 29, octubre 2007)
En cuanto a los beneficios fisiológicos, podemos resaltar el control del peso corporal, afectando favorablemente a la distribución del tejido graso, disminución del riesgo de aparición de diabetes no insulino-dependiente en vías de desarrollo o el claro reporte a personas con artritis y osteoporosis, evitando gracias al desarrollo de la fuerza en los miembros inferiores caídas a personas de la tercera edad.
Otros efectos relacionados con la salud derivadis de la práctica frecuente de actividad física incluyen, entre otros, el aumento de la resistencia, índices más bajos de frecuencia cardíaca y de presión arterial, aumento de la densidad ósea, mejor capacidad respiratoria, disminución de la ingesta de tabaco y bebidas alcohólicas, satisfacción sexual y disminución de la cefalalgia. Igualmente, también hay que resaltar que se ha comprobado una mejora de la respuesta de reacción en la persona y la presentación de un menor componente endomórfico, traduciéndose en un nivel de grasa relativa menor y mayor substancia muscular.
En el plano psicológico y del bienestar personal, entre los beneficios que encontramos se incluyen: la reducción de la ansiedad, depresión leve y reducción del estrés, mejora del estado de ánimo, de la autoestima y del autoconcepto, sensación de competencia y mejora del autocontrol, disminución de la cólera, de fobias, de conductas psicopáticas, de tensiones emocionales y más elevada calidad de vida.
(Extraido del artículo: "Importancia de la actividad físico-deportiva en el mundo laboral y su repercusión en la empresa" de M. Gómez López y A. Valero Valenzuela, publicado en la revista "Habilidad motriz" nº 29, octubre 2007)
1 comentario:
me sirvio de mucho xauuu
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